¡Cómo
decía mi abuelita!
“El poder
no corrompe. El miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder”
Por
Víctor Torres
Desde
hace unas semanas han dado a conocer una serie de informaciones e
investigaciones periodistas sobre líderes petroleros del país, que no sólo
incluyen al dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la
República Mexicana Calos Romero Deschamps, sino a sus colaboradores más
cercanos, distribuidos en el país, como el responsable de la Sección Uno, Edras
Romero Vega, quien tiene propiedades por 100 millones de pesos, de acuerdo a un
reportaje.
Está
acción, no es propia de los últimos días, ni que el medio de comunicación
nacional haya destapado la ostentosa vida de los secretarios generales, o encontrado
el “hilo negro” - ya que desde hace muchos años, se ha conocido, en voz de los
propios trabajadores y jubilados, redes sociales y denuncias anónimas -, sin
embargo, nadie, absolutamente nadie ha hecho algo al respecto.
Vamos más
allá o más acá, es el mismo medio de comunicación que lanzó la piedra, (Televisa)
a través de uno de sus comunicadores (que hasta película proyectó), en el
sexenio del Enrique Peña Nieto, al efectuar el trabajo sucio o acción o cómo
quieran llamarlo, contra la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de
la Educación, Elba Esther Gordillo Morales, primero, por las cuotas, después
por la vida lujosa, que le valió su aprehensión por la Procuraduría General de
la República, fincándole una serie de delitos, como lavado de dinero,
delincuencia organizada, entre otros, para posteriormente salir libre y sin
cargos.
El
problema no son sólo ambos líderes - petrolero y magisterial - sino posiblemente
el resto de dirigentes que hay en México y que a lo largo de los años han
vivido a costilla de los trabajadores, quienes no sólo aportan una cuota de
manera semanal, quincenal o mensual, tal como lo marcan sus estatutos y
contratos colectivos, únicos, sino apoyos “extras” o favores sexuales para
lograr ubicarse en una empresa o trabajo, así lo han denunciado en repetidas
ocasiones, nadie actúa; unos cuantos contra muchos.
De
acuerdo a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en México, hay cerca de
4.5 millones trabajadores sindicalizados y 3 mil 262 organizaciones sindicales,
el 9 por ciento de la población ocupada está afiliada a algún sindicado y 13
por ciento de los trabajadores asalariados están sindicalizados.
Los datos
hablan por sí mismos, la infinidad de gremios en México, sin contar los
independientes o que están en proceso de recibir el aval de la Secretaría del
Trabajo para su organización y es una cuestión de análisis por parte de las
autoridades federales a fin de acabar con el cacicazgo que pudiese prevalecer en
los gremios. Ya que pasan los años y los secretarios generales siguen en los
puestos, pregúntele a Carlos Romero o Napoleón Gómez Urrutia, por mencionar
algunos, otros heredan a sus hijos o familiares más cercanos el cargo, cuando
ya la edad les impide continuar.
Esto, sin
duda, denota la serie de atropellos que viven millones de trabajadores al
interior del organismo sindical en el país, con las viejas prácticas y que los
trabajadores tienen que vivir,
Para
lograr un verdadero cambio dentro del sindicalismo mexicano se necesita que los
obreros y obreras decidan quitar al líder, sin embargo, durante las votaciones
o reelecciones, otras vez, los eligen, y es donde, cuestionas, la manera en que
los designan otra vez…. Y ¡Como decía mi abuelita! “El poder no corrompe. El
miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder”.
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